Pérdida

Veo la luz del sol
que ilumina el verde de las plantas
del frente de mi casa. 
Las flores de mi madre
saludan con una paz insólita.
Cierro la puerta de entrada,
mi andar se detiene por un instante.
Sin esfuerzo
se deslizan, sin esfuerzo
las lágrimas,
y no consigo hablar.

Quién puede escuchar,
entender, acompañar?
Parece de película,
calcado del ritual de los infiernos.
Late la mañana y no puedo moverme
vuela muy lejos mío,
lo soñado,
los paseos, las salidas, las cenas
la música, los lugares
aquellas librerías orladas,
la pared pintada de rojo, 
la puerta que se cierra a las 22 hs.

Siento la soledad
que camina hacia atrás
agazapada en el techo de mi cuarto
como un espanto.

En el mismo lugar
silente y doloroso
me saluda.
Todas las ideas
se amontonan 
para derruirme.

Parte de lo que no se comparte
es el duelo, ausente,
pesado como un yunque.
Duelen el pecho y las entrañas
las palabras atragantadas
la sombra constante de mi culpa.

No puedo evitar ser quien soy
es el único lugar del que no consigo escapar.
Con quién hablaría?
Quien entendería?
Quien lo tomaría en serio?
Quién no se burlaría? 

Solo vive dentro mío
Solo yo lo sé
Lo entiendo
Lo abrazo
Lo duelo
Muero...
y vuelvo a renacer

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