Si te pienso de noche
mi alma parece abandonarme,
porque no me contestas con palabras,
porque ni siquiera recuerdas.
Acaso debería aborrecerte,
yo siento que no podría,
se hace imposible con el correr del tiempo,
y escribo porque no parece haber salida,
para mi desconcierto.
No hay consuelo posible
en las palabras,
y la nada me pesa,
como un juicio nefasto.
Esa ternura inmensa que te llena
ese corazón tuyo que no late,
esa desolación que me transmites,
con cada evocación.
Te adoro por decirme:
-¿No te pesa?, ¿no querés que te ayude?
te adoro por tu voz y tus dos manos.
Te adueñaste de todo, incluso de mí.
Te extraño bienamado, te idolatro,
ya no puedo seguir sin tus palabras,
cada día que pasa es más macabro.
¿Dónde te encuentras en esta noche desolada?
¿Acaso alguna vez pensaste en mí?
¿Porqué las cosas pasan porque sí?
¿Qué será del presente y del futuro,
con tanta pérdida de pasado?